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¿SUS HIJOS VEN BIEN EN LA ESCUELA?

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¿Sabía que la miopía (percepción visual borrosa de los objetos lejanos), la hipermetropía  (mala visión de cerca) y el astigmatismo (visión lejana y cercana borrosa y distorsionada) son ‘defectos visuales’ que aparecen con más frecuencia en los menores?.

La detección precoz y el tratamiento adecuado de estos tres trastornos de la vista son claves para resolver los desórdenes en sí y para evitar los problemas derivados, que a menudo se hacen patentes durante las clases, por ejemplo la falta de atención de los escolares a causa de una mala visión que les impide seguir las explicaciones de los maestros.

El uso de dispositivos electrónicos es cada vez más frecuente, entre los niños, ya que durante los días de escuela, pueden pasar casi 4 horas diarias frente a una pantalla y en los fines de semana más de 6 horas, lo cual ha hecho que sus problemas de visión  aumenten a edades cada vez más tempranas, según la aseguradora médica Sanitas (www.sanitas.es).

“Mantener una buena salud ocular es imprescindible para los niños en edad escolar ya que es esencial para puedan efectuar un correcto aprendizaje”, explica el doctor Emilio Dorronzoro, jefe de servicio de Oftalmología del Hospital Universitario Sanitas, de Madrid, España.

Los problemas de visión de un alumno pueden conducir a que tenga un menor rendimiento académico, además de dificultar el desarrollo del aprendizaje, la lectura y la escritura, según Dorronzoro.

Pero no siempre es sencillo detectar posibles problemas de visión en los menores ya que ellos no son capaces de comunicar sus dificultades o de relacionarlas con la vista, por lo que es imprescindible que sus padres puedan detectar los indicios de este ‘detalle’ a través de la observación.

Entre los seis principales síntomas que pueden corresponder a problemas de visión en niños,  cuyas posibles causas explica a EFE, la oftalmóloga  Vanessa Gerena, puedemos encontrar:

El niño entrecierra o guiña los ojos

Cuando levanta la vista hacia la pizarra o atiende a las explicaciones del profesor.

Este síntoma puede ser una manera de compensar la molestia que siente el niño, al mover los ojos o exponerse al sol o a una mayor luz, y se asocia a ciertos tipos de estrabismo, aunque también podría relacionarse con problemas de la superficie ocular como pequeñas erosiones corneales, según Gerena.

Se queja de dolores de cabeza o visión borrosa, sobre todo, al final de la jornada escolar o al hacer las tareas.

Para descartar problemas graves de salud los dolores de cabeza en niños deben ser siempre guiados por el pediatra, que normalmente  indicará una prueba oftalmológica para descartar una de sus causas principales: la baja visión, señala la médica.

Se sienta demasiado cerca de la televisión

Normalmente los niños tienden a sentarse muy cerca de la tele o cualquier otra pantalla por lo llamativo de las imágenes expuestas, pero si junto con esto, el niño refiere que no ve bien, es necesario acudir a la consulta de oftalmología, señala Gerena.

Explica que este síntoma puede deberse a problemas como la miopía,  el astigmatismo o la hipermetropía que pueden ser corregidos con gafas.

Falta de atención y concentración

Esto puede deberse a múltiples factores, por lo cual siempre es necesaria la guía del pediatra o del neurólogo. Ante la sospecha, siempre es importante descartar que el niño tenga problemas oculares.

Se salta palabras o letras al leer

Los problemas de lectura en niños pueden deberse a patologías como la dislexia, por ejemplo, pero también pueden ser problemas refractivos, como la  hipermetropía y el astigmatismo, que se puede solucionar mediante una adecuada corrección con gafas, evitando retrasos en el aprendizaje escolar, explica Gerena.

Descoordinación en el movimiento de los ojos,  es decir, que no se mueven alineados. “Normalmente este síntoma no es voluntario, por lo cual siempre es importante realizar una valoración oftalmológica”, puntualiza la oftalmóloga.

Por ello, cuando padres y/o profesores detecten alguno de los síntomas antes señalados en las niñas o niños de entre 3 y 14 años de edad, se recomienda acudir lo antes posible al especialista para que valore el posible problema y lo trate adecuadamente, para que no le vaya a afectar en su vida futura.

Pablo Gutman  //   EFE Reportajes

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