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¿Quién manda aquí?

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A quienes controlan el Sistema desde las más altas esferas del poder, la estrategia les ha funcionado a la perfección. El miedo se apodera sobre todo en las minorías de este país. Nuestros derechos hu

“El hombre más peligroso es aquel que tiene miedo.Ludwig Börne, escritor alemán”.

A quienes controlan el Sistema desde las más altas esferas del poder, la estrategia les ha funcionado a la perfección. El miedo se apodera sobre todo en las minorías de este país. Nuestros derechos humanos pueden ser pisoteados, nuestras garantías individuales ignoradas, los abusos de autoridad solapados… ¡Y no pasa nada! Ya no se cimbran las estructuras ante la injusticia. Ya no retumban los gritos de protesta ni se llenan las calles de manifestantes para exigir respuesta a las demandas como sucedía a finales del siglo pasado. ¿Por qué? Por temor y por desilusión. Vea usted lo que pasó con el caso de ese muchacho afroamericano Sean Bell, quien apenas unas horas antes de su boda fue masacrado por agentes de la policía de Nueva York en noviembre del 2006. A pesar de que él y sus dos amigos iban desarmados, los agentes dispararon 50 balazos -50- en contra del auto en que circulaban “porque pensaron que uno de ellos tenía una pistola”. Aún así, la semana pasada el juez declaró inocentes de toda culpa a los uniformados. ¡Eso es inaudito! De nada sirvieron los testimonios de los sobrevivientes ni de los numerosos testigos quienes aseguran que los policías dispararon sin que hubiera una provocación de por medio. ¡No!, pudo más la palabra de la autoridad, por el simple hecho de que “es” la autoridad y a ésta no se le cuestiona. Lo más grave de todo, es que la comunidad de allá, en la Gran Manzana, apenas reaccionó, tibia y temblorosa. Caso parecido al de Devin Brown, un jovencito de 13 años, también afroamericano, que en febrero del 2005 fue asesinado de 10 balazos por policías de Los Angeles. Ciertamente, el chamaco había robado el auto, pero también estaba desarmado y no había motivo suficiente para acribillarlo de esa manera. Aquí tampoco hubo consecuencia para los agentes. Y si bien, se trata de casos extremos, lo cierto es que en general las autoridades gozan de absoluta impunidad y a veces hasta parece que disfrutan haciendo alarde de su poderío.

Varias personas me han escrito a mi correo electrónico para denunciar todo tipo de abusos motivados, a decir de las víctimas, sólo por cuestiones raciales. Ahí tiene usted las recientes redadas al sur de Los Angeles, en el área de Torrance. Los agentes de ICE llegaron a varias compañías dedicadas a la exportación e importación de artículos electrónicos y ahí agarraron parejo. Tanto indocumentados como residentes legales y hasta ciudadanos fueron detenidos y abusados verbalmente debido a su apariencia física. Pero una vez más, el que manda es quien tiene “la razón”, quien empuña el garrote de la represión. Escribo estas líneas, días antes de las marchas pro-inmigrantes planeadas para el 1º de mayo. ¿Qué diferencia había hace dos años, cuando cientos de miles estaban listos para hacer historia en varias ciudades del país?. En esta ocasión el miedo se respira. Pocos quieren arriesgarse a que los corran de su trabajo o los detengan a mitad del evento. Y créame, no los culpo… Digan lo que digan.

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