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¿Quién llevará los pantalones?

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Si en la guerra y en el amor, realmente todo se vale ¿qué me dice de la política? En ese juego no hay reglas, no hay memoria, ni tampoco rencor o rival eterno. Y para muestra, un botón.

Por: José Martín Sámano

“…En política hay que sanar los males, jamás vengarlos…” Napoleón Bonaparte. Emperador francés.

Si en la guerra y en el amor, realmente todo se vale ¿qué me dice de la política? En ese juego no hay reglas, no hay memoria, ni tampoco rencor o rival eterno. Y para muestra, un botón. Hasta hace pocos meses, en plena campaña por la candidatura demócrata, Doña Hillary Clinton no bajaba a su ahora jefe de “inexperto” en materia de política exterior. Recuerdo en especial como en algunos de sus discursos, ella hasta se burlaba de él por pretender un acercamiento directo con líderes de países que son adversarios declarados de Estados Unidos como Irán, Corea del Norte, Cuba o Venezuela.

Pero mire nada más lo que son las cosas. A partir del próximo 20 de enero, la propia Hillary, ya como Secretaria de Estado y por tanto responsable de la política exterior de Washington, será precisamente la encargada de aplanar el camino para que el futuro Presidente Obama se siente a dialogar con gobiernos amigos y enemigos. Ni hablar, Hillary deberá “contar hasta diez” cuando le pidan que organice un encuentro con los hermanos Castro o con Hugo Chávez.

Interesante también será observar la manera en la que juntos aborden el tema de Irak. Recordemos que ella, como senadora por Nueva York, votó a favor de la Guerra en sus inicios. Obama, entonces senador por Illinois, siempre sostuvo que era una equivocación y dijo entre otras cosas que Saddam Hussein no representaba un peligro inminente para Estados Unidos. Ahora vamos a ver si en realidad el nuevo Gobierno se decide a poner fin a esa locura.

En el terreno personal, las cosas entre Hillary y Obama llegaron a ponerse muy tensas durante sus respectivas candidaturas. Hay por ahí una anécdota de que en el último informe de Gobierno del Presidente Bush, Obama dejó a Hillary con la mano extendida, lista para saludarle. (Él dice que ya la había saludado desde lejecitos)

Sin embargo, a pesar de esos y otros desacuerdos, Obama se decidió por la ex-primera dama para convertirla en cercana colaboradora dentro de la Casa Blanca. Oiga usted, eso habla muy bien del presidente electo.

Un político inteligente siempre se rodea de personas que le pueden ser útiles sin importar posibles diferencias en el pasado. Al mismo tiempo, un hombre seguro de sí mismo, como ha demostrado ser Obama, no le teme a la posible competencia ni a la “sombra” de una mujer tan poderosa y carismática como Hillary. Ella, por su parte, deberá entender que Presidente de los Estados Unidos “sólo hay uno” y que… Digan lo que Digan, juntos deberán trabajar en favor de la Nación.

José Martín Sámano es conductor del Noticiero Nacional Azteca América.
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