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Las Tontas No Van al Cielo

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Probablemente el título no sea del todo usual para una telenovela, aunque sí es muy llamativo; probablemente la frase “Las tontas no van al cielo” no sea la más apropiada ni la que más se asemeje…

Vanguardista, feminista y con mensajes sociales importantes

 Probablemente el título no sea del todo usual para una telenovela, aunque sí es muy llamativo; probablemente la frase “Las tontas no van al cielo” no sea la más apropiada ni la que más se asemeje a esta historia, sin embargo conforme ha ido transmitiéndose, de igual manera fue captando la atención y se ha ido apoderando del gusto del público hasta llegar a ser una de las favoritas del momento. 

 Escrita originalmente por Enrique Torre (autor también de ‘Al diablo con los guapos’) y adaptada por Rosy Ocampo, la telenovela logra que el televidente transite por los recobecos del amor y como en el amor nada está escrito, aquí se hace trizas el viejo axioma de que con el tiempo y la distancia, el amor acaba, y contrario a eso, no sólo revive, sino que además, enciende la pasión!

 Desde su inicio, cosa que sucedió hace algunos meses, esta telenovela se sale de lo convencional, de lo tradicional, porque mientras otras terminan en una boda, esta empieza así, con una ceremonia nupcial, pero no feliz, sino que en un grito de rebeldía, la protagonista, Candy (Jaqueline Bracamontes) que es una mujer enamorada, pero no por eso va a permitir que el hombre que supuestamente la ama la use de trapeador. “¡No tengo vocación de alfombra!” Le grita Candy a su madre tras descubrir que su marido le es infiel y con su propia hermana. Acto seguido, la recién casada abandona al adúltero, finge su propia muerte y se marcha a aprender a vivir y a ser mujer.  
 
 En ‘Las tontas no van al cielo’ no sólo hay un ángulo vanguardista y feminista, sino varios mensajes sociales. Candy, tras su traumático encuentro con la infidelidad, desconfía de los hombres y busca ayudar a mujeres cuyas vidas han sido tronchadas por los varones. Sus esfuerzos culminan en la creación del Instituto de Belleza Interior, que enseña a las mujeres a quererse a sí mismas.
 
 Pero ese no es el único mensaje de esta historia. Gracias a la excelente caracterización del Flaco Ibáñez, su personaje del Tío Meño retrata el sufrimiento de un homosexual que tiene el valor de salir del closet, además de que el SIDA también está presente.
 Por último, Guadalajara, ciudad que sirve de refugio para Candy jugará un rol importante en esta historia que fue filmada en la urbe tapatía y que enseña sus bellezas, su cultura, su artesanía y su cocina….
 
 NO se pierda los últimos capítulos de “Las Tontas no Van al Cielo”, por la cadena Univision
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