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LAS NUEVAS ‘ADICCIONES’ DE JÓVENES Y ADOLESCENTES

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i-phones, internet, i-pods y apps como tik tok e instagram son algunos de los ‘inseparables’ de los chicos y que debiera preocupar a padres y a educadores

“¡Cómo han cambiado los tiempos!”, dicen los adultos ya mayores, refiriéndose a los avances científicos y de comunicación, y es que, hasta hace poco, los pasatiempos preferidos de los hijos eran los videojuegos, la tele, el radio, entre otros; pero ahora esto ha cambiado y la tecnología, es la principal culpable…

Esto tiene preocupados a muchos expertos y educadores que han comenzado a advertir a los padres sobre el serio peligro que suponen entre los menores, adolescentes e incluso jóvenes con el abuso del celular (o móvil) y sobre todo con las aplicaciones del internet. Según los profesionales, el desenfrenante uso de estos artefactos se está tornando en adicción, algo que puede llegar a producir desequilibrios en su comportamiento, que sería algo así como procesos similares a los que ocurren en el consumidor de drogas. 

Algunos estudios revelan que, hoy en día, alrededor del 26% de los adolescentes en este país abusa del teléfono celular y del internet.

Si bien es cierto que el uso de estas herramientas es consecuencia de la hipermodernidad en la que nos movemos, el problema grave se suscita cuando su uso se convierte en abuso, ya que eso de una u otra manera ocasionará trastornos a las familias que pueden llegar a ser catastróficos en muchos sentidos, como por ejemplo, psicológico, social y económico.

UN PROBLEMA ALARMANTE

Un estudio realizado por la oficina del Defensor del Menor en Madrid en el año 2018, señala que un 54% de los jóvenes de 17 años usuarios de teléfonos celulares declararon haberse sentido “agobiados o pasarlo fatal” cuando prescindían temporalmente del uso de este artefacto… Y según los expertos “agobiado”, es un estado de ánimo que puede ser indicativo de padecer en un futuro, una conducta adictiva.

Al respecto, el doctor Javier San Sebastián, jefe de Psiquiatría del Hospital Universitario de  Madrid, opina: El problema radica en que al principio el adolescente o joven sólo las usa como pasatiempo, pero luego se convierte en su esclavo y finalmente es un enfermo que cae en las adicciones electrolúdicas y mientras más joven sea el chico que cae en estas adicciones, más será el daño psicológico, ya que producen desequilibrios en el niño impidiendo su sociabilidad y entorpeciendo su desarrollo.

“Finalmente -señala este experto- lo que ocurre es que el niño se esclaviza al igual que le ocurre al consumidor de drogas. Y las consecuencias no distan mucho de aquellas: fracaso escolar y social, alteraciones en la conducta y encerramiento progresivo en sí mismo”.

¿ADICCIONES DE ORIGEN BIOLOGICO?

Con respecto al punto de inicio de este tipo de conductas, el doctor San Sebastián señala que “el origen de estas nuevas adicciones podría residir, entre otras causas, en la irresponsabilidad familiar, ya que si los adultos de la casa tuvieran la conciencia plena al respecto, prestaría más atención, cuidados y tiempo a los chicos y esto no ocurriría”.

Por su parte, el Dr. Gándara, se ha dedicado a investigar el cerebro humano para buscar un origen biológico que condicione dichas adicciones: “Para hacer ciencia de todo esto hay que conocer el cerebro humano y ahora estamos estudiando modelos en los que observamos cómo los jóvenes se hacen adictos a una tecnología o a un comportamiento porque, al final, esto se convierte en algo biológico y que está relacionado con varios elementos: la dopamina (que está relacionada con los circuitos de recompensa), la noradrenalina (relacionada con la excitación) y las endorfinas (también conocidas como hormonas de la felicidad)”, indica el especialista.

Para atajar a tiempo esta problemática, Javier San Sebastián recomienda a los padres de familia estar al pendiente de los gustos, actividades y comportamientos en ese sentido de sus hijos y si bien no se puede prohibir el uso de los adelantos tecnológicos y de comunicación, si deben ponerse limites y supervisar a los adolescentes y preadolescentes para que esos ‘gustos’ no se conviertan en ‘adicciones’.

AGE / Efe

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