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La caída de la máscara.

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Tras algún tiempo de arrumacos, caricias y regalos estos dejan de estar presentes en la pareja, a esta etapa se la llama. Durante la etapa de noviazgo, de seducción, los hombres suelen tener detalles

Tras algún tiempo de arrumacos, caricias y regalos estos dejan de estar presentes en la pareja, a esta etapa se la llama.

Durante la etapa de noviazgo, de seducción, los hombres suelen tener detalles cautivadores con la mujer elegida, en tanto que ellas, por su parte expresan ampliamente sus sentimientos y emociones con abrazos, caricias y palabras. Es decir que el hombre da muestras de su carácter proveedor y ella da muestras de una gran necesidad de sentirse protegida. Sin embargo, por lo general eso poco a poco se va diluyendo hasta casi perderse en la nada y es entonces que surge la gran pregunta: ¿A dónde va todo eso después de un tiempo?

Los resultados de investigaciones realizadas recientemente, señalan que la etapa del cortejo entre el hombre y la mujer de origen latino, consiste en una serie de permisos para demostrar interés por la aceptación, es decir, dar un pasito y ver si lo dejan seguir avanzando, para dar el otro más adelante, hasta la culminación en el amor. Para realizar este camino hasta la aceptación como pareja, tanto los varones como las feminas, repetimos culturalmente unas tendencias, donde las mujeres demostramos nuestros sentimientos y emociones con palabras y abrazos, mientras que los hombres lo hacen con objetos materiales, entiéndase “regalitos”, invitaciones a comer, al cine, flores, hacer de chofer, etc. Dicho de otra forma, siguiendo pautas culturales como hombres y mujeres respectivamente, usamos durante el periodo de seducción unas herramientas para ganar la atención de la persona escogida.

Una vez que ambos, logramos nuestros objetivo, se acabaron las caricias y adiós a los regalitos; quedamos cada quien como el lobo frente a Caperucita, con los colmillos de fuera y babeando, para satisfacer nuestras necesidades, comenzando las conocidas quejas… no, ya no es como era antes;… no me dedica tiempo, etc.  Es decir, que cada quien, hombre y mujer, inician una relación de pareja con la intención de satisfacer necesidades, de este modo el cortejo entre una pareja se da en términos de un hombre que da muestras de su capacidad de proveedor, en contraste con la mujer que recibe y necesita sentirse protegida. Algunos terapeutas de pareja, sostienen que esta etapa dura entre 10 y 18 meses, y la llaman “la caída de la máscara”, nombre por demás significativo de lo que acontece en la realidad, donde una vez que hemos conseguido lo que queríamos nos olvidamos de lo que el otro necesitaba y nos presentamos tal cual somos.

El fin de esta etapa de apapachos, arrumacos y cariñitos está determinado por la capacidad que tengan cada uno de los miembros de la pareja de seguir atendiendo las necesidades que su cortejado demandaba, e ir trabajando juntos el cambio de esas demandas iniciales, pero como un objetivo nuevo de crecimiento personal en la pareja. Es decir que si usted llegó a los brazos de él porque necesitaba no estar sola, y él decidió rodearla con sus fuertes brazos porque usted le gustaba, ahora la presa ya está enganchada, si cambian los anzuelos respectivos, correrán el riesgo de perder a su presa, se crea una fisura en su relación de pareja, porque a la mitad del partido, alguno de los jugadores cambió las reglas del juego, esto significa conflicto de intereses. Así que si usted quiere seguir gozando de las mieles del amor seguirá con los regalitos y atenciones y nosotras continuaremos con las caricias y abracitos, para vivir enganchados para siempre.

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