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CÁNCER DE MAMA

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El cáncer de mama es por mucho el más común entre las mujeres. Son muchos los factores de riesgo que aumentan o disminuyen la presencia de este mal, que se ha vuelto una de las causas de mortandad prevenible más comunes en nuestros días. Acá mostramos una lista de las cosas que ayudan a prevenirlo y disminuyen el riesgo de su presencia.

La mama es el sistema por el cuál las mujeres pueden producir leche después de dar a luz. Compuesto por ganglios, lóbulos, conductos, aureolas y pezones, el sistema es irrigado por una buena cuota de vasos capilares y vigilado por miles de terminales nerviosas.

El cáncer es el crecimiento exponencial de células que se niegan a seguir el ciclo natural de creación y muerte. Si bien hay factores que lo predisponen y no podemos controlar como el envejecimiento, hay otros factores que sí dependen de nosotros y disminuyen el riesgo.

  1. Tener el peso adecuado para la altura. El sobrepeso al envejecer, sobre todo después de la menopausia, predispone al cáncer de mama.
  2. Mantenerse activa. Muchos estudios comprueban que las mujeres que siguen activas, mejoran su circulación y disminuyen así el riesgo de contraer este mal.
  3. Tomar poco o nada de alcohol. La Sociedad Americana Contra el Cáncer recomienda que las mujeres no beban más de un trago al día, para no convertilo en factor de riesgo de cáncer de mama.
  4. La vitamina D es buena para prevenir éste y otros tipos de cáncer. Es buena para prevenir la mala reproducción celular. Pocos alimentos contienen vitamina D (atún, salmón, sardina, bacalao, huevo), pero nosotros la producimos de manera natural al exponernos a la luz del sol.
  5. El extracto de cimicifuga (black cohosh) es un buen complemento o reemplazo para las terapias hormonales que sobrevienen a la menopausia.
  6. El té verde. Tomando 3 tazas al día se ayuda a prevenir éste y cualquier otro cáncer, ya que los polifenoles del té verde destruyen las células cancerígenas y disminuyen el tamaño de los tumores.

Hay otros factores que disminuyen el riesgo de esta enfermedad. Tener hijos, especialmente antes de los treinta años, y amamantarlos bien, por lo menos durante un año, disminuye el riesgo. Por el contrario, no tener hijos o no amamantarlos, lo aumenta. También, es importante enseñar a las adolescentes a realizar una revisión periódica de sus propios senos.

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