LOADING

Type to search

Arreglando el mundo

Share
Comparte

Un científico que vivía preocupado con los problemas del mundo, estaba resuelto a encontrar los medios para aminorarlos. Así que pasaba días en su

Un científico que vivía preocupado con los problemas del mundo, estaba resuelto a encontrar los medios para aminorarlos. Así que pasaba días en su laboratorio en busca de respuestas para sus dudas. Cierto día, su hijo de 7 años invadió su laboratorio decidido a ayudarlo a trabajar.

El científico, nervioso por la interrupción, le pidió
al niño que fuese a jugar a otro lado.
Viendo que era imposible sacarlo, el padre pensó
en algo que pudiese darle, con el objeto de distraer
su atención.

De repente, se encontró con una revista en donde
había un mapa con el mundo, justo lo que necesitaba…
Con unas tijeras recortó el mapa en varios
pedazos y junto con un rollo de cinta se lo entregó
a su hijo diciendo:

“Como te gustan los rompecabezas, te voy a dar
el mundo todo roto para que lo repares sin ayuda
de nadie”.

El científico calculó que al pequeño le llevaría
unos 10 días componer el mapa, pero no fue así.
Pasadas algunas horas escuchó la voz del niño que
lo llamaba calmadamente:

Papá, papá, ya lo hice, ¡ya armé el rompecabezas!
Al principio el padre no creyó en el niño.
Pensó que sería imposible que a su edad hubiera
conseguido recomponer un mapa que jamás había
visto antes.

Desconfiado, el científico levantó la vista de sus
anotaciones con la certeza de que vería el trabajo
digno de un niño… Pero para su sorpresa, el mapa
estaba completo. Todos los pedazos habían sido colocados
en sus debidos lugares.

¿Cómo era posible?
¿Cómo el niño había sido capaz de hacerlo?
Oye hijo, preguntó asombrado el padre- ¿cómo lo
lograste, si tú no sabías cómo era el mundo?
A lo que el niño respondió:

Papá, respondió el niño, yo no sabía cómo era el
mundo, pero cuando sacaste el mapa de la revista
para recortarlo, vi que del otro lado estaba la figura
de un hombre junto a un caballo… Así que di vuelta
a los recortes y comencé a armar al hombre y al
animal, que sí sabía cómo eran.
Cuando conseguí arreglar al hombre, di vuelta a la
hoja y ví que ya estaba arreglado el mundo

Comparte
WordPress Appliance - Powered by TurnKey Linux