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TRAS DEL COVID, ¿ROÑA?

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¡Quiiiuuubo!, quiiuubo!, quiubo…!   ¿Cómo están razaaaa… bien?. Espero que sí!

¡Pues sí!, ya estoy otra vez aquí, pa’ tristeza de algunos y gusto de mis cuatro o cinco leitores… Y hoy, en lugar de echarles el acostumbrado… ‘chistorete’, les voy a contar que en este tiempo que los dejé descansar, estuve leyendo viejas notas y aprendí cosas muy interesantes, por ejemplo: ¿Sabían ustedes que el ancho de los ferrocarriles en el mundo (distancia entre los dos rieles) es de 4 pies y 8½ pulgadas?…   ¿Y saben por qué es esa medida?

 Pues porque ésta era la medida de los ferrocarriles ingleses y como los ferrocarriles en el mundo fueron construidos por los parámetros ingleses, pues esta medida fue usada por una simple compatibilidad.

 ¿Pero por qué usaban los ingleses esa medida?..  ¡Ah!, pus porquelas empresas inglesas que construían los vagones eran las mismas que construyeron los carruajes antes de que existiera el tren y utilizaron los mismos elementos que usaban para fabricar los carruajes.

¿Pero por qué los carruajes median 4 pies y 8½ pulgadas?… ¡Ah!, pues porque la distancia entre las ruedas de los carruajes debería ser tal que pudiesen pasar en las antiguas callecitas de Europa, que tenían exactamente esa medida.

¿Y por qué las callecitas medían eso?... Pues porque esas callecitas fueron abiertas por el Imperio Romano, durante sus conquistas, y las  medidas estaban basadas en los carros romanos.

¿Y por qué los carros romanos tenían esa medida? ¡Ah!, pues porque se hicieron de ese tamaño para que pasara el trasero de 2 caballos juntos.

 Finalmente  -y ahí es a donde quería llegar-  todo lo que se fabrica y que se debe transportar en tren, no lo pueden hacer mas grande, porque deben pasar por los túneles de los ferrocarriles ya tienen esas medidas, y que están basadas en lo ancho del tren…

…. Analizando lo anterior, nos damos cuenta de que aun lo más avanzado de la ingeniería mundial en diseño y tecnología ¡está condicionado por el tamaño del culo de un caballo romano…!!

           ji!, ji!, ji!!       que cosas noooo?

  Y siguiendo con la onda del aprendizaje, en las pasadas semanas también aprendí otras cosas interesantes o descubrí -como sea- algo que ni los científicos ni los médicos saben o no lo dicen, acerca de las secuelas sociales que trae coronavirus después de que uno se contagia…

 Pero denme chanza de contarles este cuento, que no es cuento.

  Tal vez no lo saben, (porque no tenían por qué saberlo, a no ser que hayan visto el programa ‘viboreando’ por feisbú o yutu en el canal del Aviso, donde sale mi carota, junto a un par de chicas bonitillas y donde les conté que tenía coronavirus), en fin, la cosa es que cuando jui la primera vez a hacerme la prueba, salí positivo, (vaya, al menos en algo soy positivo, pensé), pero no les creí, porque yo no sentía ninguno de esos feos síntomas que dicen que se sienten. Y como vi que esos güeyes tenían tanta gente, pos’ pensé “a lo mejor confundieron mis datos’’ así que jui a una clínica particular a hacerme otro test… Y ándale, como a las 3 horas que me llaman pa’ decirme que era positivo. Y que tenía que estar en cuarentena y bla, bla, bla… uuuta! qué bronca.

Total y pa’no hacérselos más largo… el cuento, me tuve que encerrar, más a güe_fo que de voluntad por dos semanas y aunque quise trabajar desde casa, pero se me complicó un poco porque allí no hay ni compu, ni interné, ni los elementos necesarios pa’ chambiar. Pero güeno, como quiera pasaron los días hasta que finalmente otra vez me hicieron el test y ya salí negativo… y jue en ese momento que sospeché que después del covid, pue’que empiece la roña, o algo parecido…

 Como les dije, yo nunca sentí nada, pues resulté asintomático, así que en cuanto salí de eso, quise volver a mi vida normal, pero, niiii moder….  En casa, la familia me veía como con recelo, me hablaban de lejecitos, ‘casualmente’ no comían a la hora que yo, y hasta los caché que en cuanto yo salía, de volada iban a desinfectar el baño…

 En la chamba igual, en cuanto me veían, aunque yo estuviera lejos y con mascarilla, ellos/as automáticamente se ponían el cubrebocas y alguno hasta la mascarilla. Si llegaba al comedor, en cuanto me veían, salían en friega, como cuando prendes la luz en una cocina donde hay cucarachas. En una ocasión abrí un cajón para sacar una cuchara de plástico, y en cuanto me di la vuelta, muy despistadamente limpiaron con desinfectante el lugar que agarré… En fin, lo cierto es que no los critico y entiendo su desconfianza, aunque he leído que después de pasar por esto, esa persona es menos riesgosa de contagiar a otros.

 He platicado con otros que también estuvieron contagiados y les pasó más o menos lo mismo, y créanme que no hay resentimientos, pero aun así, se siente rete gacho, que después de tener covid, lo hagan sentir a uno como que trae roña….

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