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Los 'asegunes' de la discriminación

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Quiiiuuuboleeé!, ¿cómo están esos palo’s malencara’os y esas güerqui’as boni’as; ¿bien y aguantando vara con los calores y olores?, po’s espero que no les afecte mucho y se les esté yendo bonito… el año 2017.
  Y como quiero darles gusto, hoy en lugar que les eche uno, les voy a echar dos… rapidínes, pero eso si, muy blancos y decentes, como casi todos los que les echo-, ai’ les van:
  Resulta que un hombre va a visitar a un amigo en el hospital y….
_ José ¿Qué te pasó que estás tan madreado?
•• Po’s ¡me golpearon!
— ¿Pero por qué?
•• ¡Porque tosí!
— ah! chigá, chingá… y a paco porque tosiste?
•• Sí… es que tosí dentro de un closet!!!
                  je, je, je…
 El otro:..   Se está muriendo la suegra y en su agonía, mira hacia la ventana y dice:
— Qué lindo atardecer!
Y el yerno, asutado le dice:
•• No se me distraiga suegrita… usted concentradita…. mirando el tunel, mirando el tunel!!!
                                           je, je, je… quien fuera él!
Y cambiando tantito de tema, seguramente haz escuchado la fábula de Los Cangrejos japoneses y los Cangrejos mexicanos (o ponle la nacionalidad que se te antoje)…
 Por si no lo saben se los narrare brevemente.
 Se cuenta que un gringo, fue al mercado de mariscos -digamos que en Rosarito- y después de jambarse unos tacos de pescado, quiso comprar unos cangrejos, de esos que venden vivos.
 Llegó a un puesto y el encargado le enseñó unos cangrejos dentro de una canasta bastante alta, y  tapada con una tabla, y el gringo le preguntó:
–“Por qué estár tapados?”
__Ah!, -contestó- es que son cangrejos japoneses.
— Y eso qué?
__ Pues que si no los tapo, me quedo sin cangrejos. Porque cuando uno quiere escapar, empieza a apoyarse en otro, y luego otro va empujándolo hacia arriba apoyado en otros y luego otro, y así sucesivamente, de tal manera que se forma una pirámide hasta el borde y entonces el cangrejo se escapa… y así, pos hasta sin cangrejos me puedo quedar.
 Umh! -murmuró el turista, no muy convencido- y se fue al siguiente puesto.
 Y ahí estaba una canasta de cangrejos con un pequeño borde y destapada. Y lleno de curiosidad pregunto al encargado:
— ¿No le da miedo que se le vayan a escapar?
__ ¡Nooo!. No hay problema -dice éste- son cangrejos mexicanos, y si uno quiere subirse para escapar, los otros se encargan de jalarlo pa’bajo…
   Y me acordé de esta fábula, por el argüende que se armó la semana pasada, cuando a un elotero (mexicano) un transeúnte (argentino) le volcó su carro de elotes… Y claro, los chismosos de la tele, los de la radio, el periódico (‘y ya ven, hasta yo!’), aprovecharon el incidente para salir a defender a Benjamín Ramírez, y condenar al tal Carlos Hakas y hasta un canal de gringos dijo que nosotros mismo, entre latinos, eramos los que mas nos echabamos unos contra otros.. Y tienen razón!
  Por supuesto que ese güey -que se declaró argentino-, se mostró prepotente, malaleche e hijo de toda suuu progenitora; por eso el repudio de la gente y las mentadas son más que justificados…  Y esperemos que el bato también pague (con dinero) los daños que le ocasionó a Ramírez…
  Y hasta ahí estoy de acuerdo en todo, pero hay dos cosas que no me parecen.
 Una es que los medios, aprovechemos el incidente para hacernos publicidad… Y la mejor prueba son camiones de las televisoras y de la radio, que ‘se estacionaron’ por ahí, para que se viera el logo de tal o cual canal de tv o el nombre de algún show de radio, que ‘dizque’ apoyaba a Ramírez… Pero antes de eso, les aseguro que muchos de esos batos que hoy se rasgan las vestiduras gritando que es discriminación, pasaban junto al elotero (o pasan junto a algún paletero, o al de los churros o los raspados etc) y ni un do-pe les echan… Es más, muchos de esos que son tan déspotas, que ni voltean a ver a esos vendedores callejeros y hasta parece molestarles que les ofrezcan su mercancía.
 Y la otra cosa que me molesta, es que aquí, a cualquier cosa le llamamos discriminación… que si nos discriminan por ser mexicanos, o centroamericanos o morenos, flacos, gordos, en fin, a cualquier cosa que hagan o digan y que no esté en nuestro favor, le llamamos discriminación… Y que bueno que los cangrejos de la fábula anterior no hablan, sino dirian que son discriminados, porque no los tapan… Pero no señores, la discriminación es otra cosa, la discriminacion es,,, es,,, es la que me hicieron el sábado, que en una fiesta a la que jui, una vieja no quiso bailar conmigo, ustedes creen?… de seguro me discriminó por pelón!… o sería por viejo?, o poque me vio jodidon?,,, pos quién sabe, pero de que esa ruca me discriminó, me discriminó!
Digo… Yo No’mas Digo!

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