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Los Mandilones

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Viven felices y tranquilos… o simplemente se resignan a su suerte?

Por un tal Luis Ruiz

Quiiiuubo, quiuubo, quiubo… cómo están esos pela’os mal amanza’os y esas güerqui’as boni’as, bien? Espero que a partir de hoy, se le vaya bonito… la semana que apenas empieza!


Les voy a platicar una tristona anécdota, de algo que le pasó a un cuate (que no soy yo, ehhh?), pero tengo que hablar en primera persona pa’que se entienda, ok?. A ver qué les parece…


Resulta que después de estar casados durante 25 años, una noche miré a mi esposa y le dije:
– “Querida, ¿te das cuenta de que hace 25 años yo tenía un apartamento barato, un carro barato, dormía en un sofá-cama barato, veía televisión en una tele de 17 pulgadas en blanco y negro, pero dormía con una despampanante morenaza de fuego de 25 años?…aah!, qué tiempos aquellos!


Pero en cambio ahora, tengo una hermosa casa, un carro último modelo, una cama grande, un televisor enorme de pantalla de plasma, pero duermo todas las noches con una mujer de 50 años con un poquito de sobrepeso… Mi amor, no te molestes, pero me parece que no estás manejando bien lo que te toca de la situación, pon algo de tu parte, nooo?.
Mi esposa, que es una persona razonable, voltió hacia mí y con cara de fuchi me dijo: “Mira, sal y busca una despampanante mujer de 25 años, delgada y de buenas formas para que te acuestes con ella, y por lo demás no te preocupes… Yo me aseguraré de que vuelvas a vivir en un apartamento barato, tengas un carro barato y duermas en un sofá-cama barato… para que no añores, mi amorrr!!!


– Yo me callé la boca… y saqué la basura!
Je!, je!, je!… ni modos, así es la vida, uno no puede tenerlo todo, ¿verdaaa?… Pero en fin!.
Y pa’seguir con tristes historias como la de la anécdota anterior, déjenme les cuento que hace unos días, mientras comía con un grupo de compañeros de trabajo (y sí, aunque les parezca difícil de creer, yo a veces trabajo), salió a colación el tema de la felicidad y, entre broma y broma, todos opinaban qué era ésta y cómo lograrla. En eso, uno de ellos que me dice: “A ver mister, uste’ que es el de más experiencia (no me dijo el más viejo, sino con más experiencia, y se lo agradecí) ¿qué piensa de cómo poder ser feliz?”.


Les confieso que me sentí muy ingón, así que puse cara como de profesor avinagrado empecé a echarles el rollote de lo que yo pensaba era la felicidad y cómo lograrla. Les hablé de cómo no tenemos que depender de lo que otros digan o hagan para ser felices… Luego les dije que como la felicidad depende de uno mismo, pues no nos llega, sino que sale desde adentro de cada uno de nosotros y bla, bla, bla…

Pero cuando tenía a todos los ahí presentes viéndome como si yo fuera un extraterrestre y seguramente más de alguno pensando: “ay!, güey, este _inche rucailo sí sabe”… justo en ese momento que llega un compañero, casi tan betabel como yo, y tras escucharme unos segundos me interrumpió diciendo: “Sabes qué, Luis, estás mal… Todas esas son teorías y _inejadas, porque la neta, el hombre empieza a ser feliz, cuando aprende dos cosas: “a decir ” y “a obedecer” … a la vieja!” Ja!, ja!, ja!, todos pegamos la carcajada de las ocurrencias del cuate y, claro, de mandilón no lo bajamos!. A propósito, para los que no saben que es mandilón, les diré que es un término utilizado en México y se aplica a los hombres que son manipulados por su mujer.

Que son dejados, hombres débiles, que ya sea a regañadientes o de buena voluntad, pero obedecen en todo y para todo a su mujer, sea novia, esposa e incluso amante… ah!, y por supuesto, “participan muy activamente en las labores del hogar”. En otros países se les llama, Nagüilón, Saco largo, Alcahuetos, etc., etc. Total, que después de lo que dijo mi cuaderno, empezó una nueva discusión, pero ahora acerca de los mandilones… y salieron los comentarios y muchas opiniones, y después de un rato de tocar el tema, llegamos a la conclusión, que aquel k_on, tenía razón y todo hombre, sea casado o no, si quiere vivir feliz, tiene que SER MANDILÓN!!!! Es gaschio, pero ni do-pe, así es la triste vida! Y si no me creen, busquen en su mente a algún conocido suyo, de esos que obedece en todo y pa’todo a su vieja, que le da su cheque, que le es fiel (al menos en teoría y ella esté convencida de eso), que se pone el mandil pa’hacer las labores del hogar, ¿verdad que se ve tranquilo y feliz?… nooo, y no conforme, hasta presume que es mandilón, el kón!

Y no sé por qué o de qué, pero los mandilones ni sudan ni se abochornan de nada, por lo general se ven contentos y viven sin tanto estrés, en cambio uno, quezque muy macho y _ingón, seguido anda con cara como que trae kk en los bigotes, todo estresado y amargado, ¿a poco no???


Por eso, yo ya estoy pensando en la posibilidad de volverme uno de ellos, y no sé ustedes mis cuadernos leitores, pero también sería bueno que fueran pensando en esa posibilidad, digo, si es que todavía no son mandilones y si quieren ser felices, o al menos vivir sin tanto _ingao pleito con la vieja…

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