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“La Mujer del Año”

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Reconocimiento que entregóel asambleísta Ricardo Lara, a diez damas del Distrito 50

    En un muy concurrido evento celebrado en el hotel y casino Commerce, Ricardo Lara, miembro de la Asamblea por el Distrito 50, hizo la entrega de reconocimientos a diez damas radicadas dentro de la jurisdicción de este distrito, y dos premios especiales. Cabe mencionar que en el acto estuvieron casi todos los alcaldes de la jurisdicción del Distrito 50.

   La maestra de ceremonias del evento, Christine Devine de FOX Noticias, presentó a la concurrencia al asambleísta Ricardo Lara, quien les dirigió este mensaje a las homenajeadas: ‘Cada año, el Congreso estatal reconoce y honra a mujeres que son un ejemplo, que lideran, a quienes nos brindan sus conocimientos y aportan soluciones a los problemas que afectan a nuestra comunidad, por medio del Premio la Mujer del Año. El sureste de la ciudad de Los Angeles es rico en historia de mujeres que poseen fortaleza y liderazgo en el área de los negocios, del gobierno, educación y la salud; mujeres de nuestra comunidad que tienen instrumentos y creatividad, que nos hacen sentir orgullo por cada una de ellas. Es un honor para mí reconocer hoy a tan excepcionales mujeres de las comunidades del Distrito 50’.

  A continuación Christine Devine hizo la presentación de la mezzosoprano Suzanna Guzman de Hispanics for the LA Opera, quien deleitó al auditorio con su impactante voz. De igual manera agradeció la presencia de la afamada Chef LaLa, un milagro de vida, ya que sobrevivió en un devastador accidente automovilístico.

 Las damas galardonadas fueron: Cristina García, de Bell. Barbara Winkler, de Bellflower. Antonia Pérez, de Bell Gardens. Alejandrina Barrios, de Cudahy. Mary Gibson, de Commerce. Celica Quiñones, de Florence/ Firestone. Luz Pérez, de Downey. María Dueñas, de Lynwood. Mary Johnson, de South Gate. Ana Cano, de Walnut Park. Además hubo dos premios especiales: a Sonia Miranda, Líder Comunitaria del Año, y a Susanne Sundberg, por sus Logros de Toda la Vida.

  Al término del evento, tuvimos la oportunidad de recoger las palabras de dos de las galardonadas, la primera de ellas, la señora Alejandrina Barrios, de Cudahy, a quien le brotaba la emoción:
  —“Para mí fue una verdadera sorpresa que me hayan nominado y luego premiado como Mujer del Año, porque lo hecho por mí ha sido siempre con mucho amor e interés de ayudar a mi comunidad. Lo he hecho toda mi vida y lo que menos esperaba, que me fueran a nominar. Me da mucho gusto, estoy contenta”.

  ¿Qué es lo que hace usted por su comunidad?
  —“Mi servicio es a la iglesia, he sido catequista, he ayudado a los chiquitos desde su bautizo hasta la confirmación. He estado involucrada en todas las actividades de la iglesia. Trabajé en San Matías durante 18 años y luego en Cudahy, que es donde vivo, he estado sirviendo desde que se inició nuestra iglesita. Ahí no sólo soy catequista, sino que también reúno fondos para construir nuestra iglesia y espero no morirme sin ver realizado ese anhelo. Mi esposo y yo pertenecemos al comité de construcción y hemos trabajado duro para ver terminado nuestro templo. Con el favor de Dios lo conseguiremos. Ambos somos mexicanos; yo de Sinaloa y mi esposo de Zacatecas”.

  Ahora conversamos con la señora Ana Cano, de Walnut Park, ella es originaria de Asuncionita del lado Oriente, Guatemala. Nuestra entrevista con ella fue interrumpida en varias ocasiones porque llegaban personas a felicitarla. Doña Ana es muy elocuente  y simpática, -‘soy una cotorra’, dice-.

  ¿Cómo se enteró de su elección?
  —“Fue divertido, le avisaron a mi hijo por teléfono y él me lo dijo a mí, entonces como soy buena comunicativa me fui al centro de padres a buscar a la Mujer del Año y ahí me dijeron que no había tal, que era yo quien había sido nominada… Y hoy, cuando iba a subir al estrado, llevaba una botellita con agua y quería hablar por el micrófono y decirle al señor Ricardo Lara: “Gracias por poner sus ojos en este arbolito, póngale abono y póngale agua, para que siga fuerte… Por nuestra comunidad”.

 Escuché que lleva muchos años viendo por la niñez, ¿cuántas personas habrán pasado por su vida?

  —“No sólo por los niños, yo agarro parejo. ¿Cuántas personas?, no sé, creo que yo nací para servir y eso se lo debo a mis padres que me enseñaron amar a Dios y a mi prójimo. Trabajé con la tropa de los boy scouts, no con el cuerpo de bomberos porque ellos no necesitan de mí; a los muchachos les compré un bus para transportarlos. También trabajé con chicos que se habían metido a las drogas. A Jessica Maes tengo mucho que agradecerle porque ella hizo el gimnasio de box, todavía conservo la camiseta que nos dieron aquel día. Ahí hacíamos comidas, eventos y… bueno, ¡hasta levantaba pesas!”  

  Bueno, su vida está llena de satisfacciones…
  —“Sí, con la fe en Dios acabo de sacar a una jovencita que andaba perdida. Ella me mentía y yo lo sabía, los días sábado me la llevaba allá por las calles San Pedro y Séptima en donde hay muchas personas marginadas y le preguntaba: “¿Es aquí donde quieres pasar tu vida?”. Ahora, gracias a Dios, ella dejó las pandillas, no tiene mal récord porque nunca se la llevó la policía ni nunca la balearon. Volvió a la escuela porque la ciudad de Huntington Park le dio una beca, pero ella no lo sabía; cuando salió bien con sus calificaciones entonces la llevé con la gente de esa ciudad para que vieran a quién le habían dado esa beca. En sólo 9 meses le dieron la residencia y en junio se graduará. ¿Y sabe?, la acaban de aceptar en un colegio de San Francisco para que vaya a estudiar. Todo esto, le digo, fue por voluntad de Dios. Y vea usted, el lunes pasado una señorita me entregó una placa como Mujer Internacional y Consejera. Esas son mis satisfacciones y aunque no haya estudiado, tomé la universidad de la vida y no me arrepiento”.
                

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