El Gallo, el Gato y el Ratón

A pesar de nunca haber salido de su cueva, un ratoncito decidió viajar para ir a conocer el mundo. Hizo entonces un pequeño bultito con sus cosas y partió con éste sobre sus hombros rumbo a lo…
 A pesar de nunca haber salido de su cueva, un ratoncito decidió viajar para ir a conocer el mundo.
 Hizo entonces un pequeño bultito con sus cosas y partió con éste sobre sus hombros rumbo a lo desconocido. 
 Camina que te camina, no terminaba de maravillarse por todo lo que veía. La noche cayó rápidamente, para eso el pequeño aventurero había llegado a una granja e inmediatamente buscó un lugar seguro para pasar la noche. En eso estaba cuando vio dos animales extraños. 
  Uno tenía cuatro patas, una cola, largo pelo y bigotes como los ratones, pero era mucho más grande. Le pareció un muy simpático. El otro animal, en cambio, tenía sólo dos patas y un cuerpo muy extraño: en la cabeza llevaba una especie de corona como la de un rey, pero de color rojo vivo. Además, en el lugar de los brazos, dos extrañas espátulas recubiertas de plumas multicolores, con las que lograba levantarse en el aire.
  Era de veras un animal muy extraño, tanto más, porque en el lugar de la cola, llevaba un penacho de plumas y no hacía más que agitarse y dar saltitos de forma graciosa.
  El ratón se quedó inmóvil. Pero cuando vio que el animal de dos patas se acercaba con aire amenazante, escapó a gran velocidad y se detuvo sólo cuando, al encontrar un agujero en la pared, logró meterse. Había dado con  una cueva de ratones que lo recibieron con gran amabilidad.
  Cuando se repuso del susto, contó a sus amigos su aventura y aquéllos se echaron a reír:
– ¡Linda tontería estabas cometiendo! Ese que te ha asustado tanto era sólo un gallo, que no te habría hecho ningún daño. Aquel que te parecía en cambio un animal tan simpático, era un gato. Si te hubieras acercado a él, ahora seguramente no estarías con nosotros.

Moraleja:

 Ante lo desconocido con cautela debes proceder, o en grandes aprietos te pudieras meter!!